avalanchas


Las avalanchas, son el resultado de una irresistible tensión ejercida sobre una capa de nieve frágil. Las principales se producen en los Andes, en el Himalaya en las montañas de Alaska, pero el mayor peligro para la vida humana y los propiedades se encuentra en los Alpes, donde toda la región esta densamente poblada; incluso las zonas mas vulnerables, los valles.


 Son desprendimientos de masas de  nieve, los cuales pueden alcanzar grandes velocidades ( entre 100 y 300 kms. / hr.) y volumenes; estas son altamente destructivas, tenemos avalanchas de 50 mts. de longitud y otras que pueden alcanzar 3.000 mts., una zona de avalancha, tiene varios caminos, por donde caen diferentes avalanchas, las avalanchas puede ser identificada por 3 fases y son: Zona de inicio, recorrido y zona de detención;  estas son producto de varios factores asociados, como: Terreno, Clima, Manto de Nieve y cantidad de precipitación.


También debemos nombrar que las avalanchas de nieve pueden ser provocadas por: Esquiadores, Montañistas, muchos de los cuales no han sobrevivido para contarlo, y otros han quedado aterrados, para No volver nunca más a las montañas; incluso experimentados Sherpas y/o porteadores ( personas que llevan las cargas a las expediciones en la cordillera del himalaya) que han sobrevivido de estos dramáticos accidentes, han dado testimonios aterradores.

Causas de su formación


Los aludes son ocasionados por la falta de homogeneidad de la capa de nieve y por la existencia, entre los límites de capas físicamente diferentes, de un agente que facilita el deslizamiento de una de ellas sobre otra subyacente. Ocurre por ejemplo, que la nieve recién caída o acumulada por el viento no llega a soldarse a la superficie de la capa preexistente. En otros casos, la lluvia empapa una capa reciente, que se desliza entonces por su propio peso, si la pendiente lo permite. Las aguas pluviales pueden también infiltrarse entre dos capas de nieve y obrar entonces como un lubricante que permite el deslizamiento de la capa superior sobre la inferior. Lo mismo puede ocurrir si el agua penetra en la nieve y el terreno, haciendo que éste se vuelva deslizadizo. Los cambios de temperatura ambiente también tienen su importancia. En particular, un aumento importante de la temperatura reduce la cohesión de la nieve, por eso los aludes son más probables por la tarde que por las mañanas, sobre todo en aquellas pendientes que han estado expuestas a los rayos solares durante las horas más calurosas del día. A veces el brusco calentamiento por el sol matutino basta para provocar aludes en las pendientes abruptas orientadas hacia el este.


 Las condiciones del suelo que soporta la nieve pueden ser también determinantes: terreno arcilloso y, por consiguiente, deslizante; suelos lisos, húmedos o helados, vertiente de forma convexa o con excesiva pendiente. Sean cuales fueren las circunstancias favorables a un alud, éste puede ser desencadenado por una causa mínima aunque capaz de vencer la escasa cohesión que retenía la masa de nieve: un ruido, el desprendimiento de una roca o un bloque de hielo, o el simple paso de un esquiador por la capa inestable.

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